Un día en la playa

El sábado pasado, pese a estar un poquito nublado por aquí, comimos pronto y nos pusimos las chancletas y el bañador y nos acercamos a una playa de cantabria, mis amigos ya saben a cual, pero como dicen los curas, se dice el pecado pero no el pecador. ;-)
Llegamos hacia las cuatro y media, el sol pegaba con ganas, como dicen en los toros, un cuarto de entrada en la playa, vamos, que la tarde prometía.
Miramos un poco alrededor y decidimos fijar nuestro campo base. Como me han enseñado desde pequeño, hay que buscar una buena posición y dejar dos metros al menos con la toalla mas cercana. Como había poca peña, ningún problema. Dejamos incluso el doble. La armonía era perfecta.
Cuando llevabamos 45 minutos en plan guiri, vuelta y vuelta para coger un poco de salud, se acabó la tarde de playa. No, el sol seguía allí, el viento apenas molestaba y la temperatura era agradable.
La razón, LA FAMILIA, si, llegó el matrimonio, los tres churumbeles, la hermana de la mujer, ..., la tía mari, bueno, no digo mas nombres, porque me comprometo. ;-)
La situación, imaginaros, la playa, vacía y buscan el hueco para poner, literalmente, sus pies a veinte centímetros de nuestras cabezas. El drama se inicia. Gracias a Dios, la señora, lo siento por mi mujer, decide no ponerse enfrente de mi cabeza, por desgracia para ella, lo hace delante de la suya y por lo que me ha dicho, el bañador no conseguía tapar el desmelene púbico. Me pasó hace un par de años con otra FAMILIA, y os aseguro, que puede ser de ponerte los pelos de punta, los púbicos, no, los otros. ;-).
El volumen de voz ..., para que toda la playa se entere de la bajada de tensión que tuvo la señora la semana pasada, ¡incluso vino la ambulancia!. También para que sepamos que su primogénito de unos ocho años, rayando la obesidad extrema, no pone ningún reparo por andar un poco si hay comida de por medio (bocadillo de calamares para mas señas), otro ejercicio le vendría muy bien. El niño es de los que te pone perdido de arena con sus graciles movimientos y seguro, que en el colegio, le pegan.
Después vino cuando el marido se puso a hablar y era como un chiste de arevalo, de gangosos, cuando el pequeño de la prole con su estrabismo incipiente nos puso perdidos de arena pegando saltos por encima de su madre, cuando llegaron el resto de los familiares y amigos ..., tampoco me voy estirar esto hasta el infinito, pero creedme, material tengo para bastantes días. ;-)
Aguantamos media hora, diez minutos mas que los que nos rodeaban cuando todo iba bien, cuando la armonia era perfecta ...
Recogimos nuestros enseres y nos dispusimos a tomar una cerveza y comentar la jugada en una terracita.
Bueno, cogimos cierto colorcete, que era lo importante.

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